me desvaneces los quizases eres el pájaro
me rompes los monstruos - quise decir dragón -
miro mis latidos que anida en las
- justo cuando vienes - comisuras de mis labios
y están taquicárdicos. y de mi felicidad.
a veces me miro eres la electricidad
- a nosotros, digo - - el pálpito -
y pienso que somos como en mi sangre,
una antilógica poética el rayo que
tan intensos y me marca
tan suspiros. los ventrículos.
somos un escalofrío
que nace, amor. somos como una noche en paz
mientras llueve afuera
eres como toda la tinta y a la misma vez somos
que me escribo en la piel, la fina lluvia que
pero quedándote nos cala adentro.
a dormir en los surcos
de mis huellas dactilares. ah, y casi se me olvida
sonamos así:
eres los versos largos,
las longevas inhalaciones, pumpum.
la hache del oxígeno
y del hamor
- no por muda,
sino por necesaria -.
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