20 may 2013

pum-pum

puede que las calles me acojan esta tarde en sus luces, en sus vaivenes. es posible que el aire sople fuerte y en dirección al norte y arrastre mi pelo un poco más allá, más elevado y más libre. durante un rato, en un momento, mi piel se erizaría. entonces tendría justo frente a mí un árbol desnudo. puede que no sea invierno, es posible que ni siquiera haga ese frío que me suspira, pero es ahí y en ese momento cuando me miro las ramas flotando en el viento, más elevadas y más libres, y estoy escrita.

no estoy determinada en un futuro que con total seguridad es incierto, no me encuentro condenada a vivir un párrafo u otro, a limitarme a la existencia de meras páginas de autor anónimo, no soy los acordes petrificados de ningún poema de esperanza ni de desazón. ni siquiera soy  la tinta que se secará de un tiempo a esta parte sobre el papel.

estoy escrita en el vello erizado al leer, al oír os acordes irrompibles e incesantes de un poema que terminará, en la belleza de lo fugaz estoy impresa, en el aire que se impregna entre página y página de un libro de tapas blandas, estoy escrita en el golpe de inspiración que casa de forma eterna mis manos con las letras, en el escozo de mis heridas en contacto con la tinta, dulce. en la punzada de dolor que hace al amor ser amor, porque sangra y porque tiembla en el pecho, corazón. soy la libertad del sentimiento, de las emociones, de la personalidad, de cada giro de muñeca y cada pincelada y cada puta letra donde habito. donde estoy escrita.

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