6 oct 2012

Interrogaciones, ¿y nada más?
 La razón, debía usar la razón.
 Pero si la razón habían sido unos ojos grises en mitad del cambio.
 Ya solo quedaba...


La intuición.
 Si después de buscar pistas y de rebuscar recuerdos por cada esquina, rincón, planicie, entre los cojines del sofá y bajo el colchón de la cama, en todos los cajones y tras las pelusas...
 Importaba, porque ya nada había que perder.

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