6 oct 2012

Oxígeno

Ella incita a la lluvia y al desastre, con su carácter fuerte y su rictus serio, y con su mirada grabada en el sufrimiento, y creo que si te fijas bien se puede ver un laberinto dibujado en sus pupilas, rodeadas de neblina gris.
Él vaga por las calles, con su espíritu alegre y una sonrisa siempre en el equipaje, pero con una sombra de desencuentro en sus ojos: anda, pero anda sin saber adónde, ni saber de dónde, ni saber quién, ni cualquier partícula interrogativa...
Ella está destrozada, y él está perdido.
Ella tenía una infancia, pero ya no la tiene. Él tenía una infancia, pero se le perdió.
Entonces, sus vidas echas añicos se encuentran, y quedan suspendidas en el aire, como moléculas de oxígeno...

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