12 sept 2013

Underwood, 96. (parte I)


           Cuando Liam decidió que quería ser escritor, aún era verano. Recordaba a la perfección el momento exacto en que sucedió, cómo olvidar su décimo tercer cigarrillo. Tenía tan sólo dieciséis años, y al principio no supo bien cómo enfrentarse a ello. No tenía ni idea de los riesgos que conllevaba, ni de la locura que le aguardaba. Pero precisamente, aquello era lo que le impulsaba al precipicio, lo que despertaba en su interior un espíritu que no había conocido nunca antes.
            Durante el verano de 1996, Liam había empezado a beber, a fumar, y a quedarse mirando por la ventana durante horas, esperando a que algo sucediera. Esperaba constantemente a que algo llamara a su puerta, a que algo cayera en su alféizar, a que algo se revelara en su interior. Pero nada ocurría. Lo único que veía era un sórdido vacío, era lo único que le rodeaba, y era lo único de lo que entonces él estaba lleno. A día de hoy, él comprende aquella época como un prefacio para su propia catarsis, a pesar de que entonces aquellos días insanos significaron para él la nada más absoluta. Fue justo de esta manera como la historia se remonta a una tarde de finales de verano.
            Era septiembre, y la cabeza de Liam asomaba por la ventana de su habitación, exhalando bocanadas leves de humo. Si le preguntas cómo decidió escribir, sus ojos brillarán de emoción y de dolor, y sonreirá. Le entrarán ganas de encenderse un cigarrillo, y de un modo u otro volverá a aquel momento. Y contará con el corazón en la mano que había un silencio ensordecedor en el ambiente, que le costaba escuchar sus propios pensamientos. Se sentía lejos de sí mismo, pero sin duda aproximándose. Le costaba encontrarse en su propia imagen, en la persona que fingía vivir su vida, que se despertaba cada día en su cuerpo y caminaba con sus piernas, que se dirigía a ninguna parte y que gastaba el tiempo de ningún modo. Sus movimientos, sus acciones, le resultaban ajenas a sí mismo. Siempre había sido así, ahora se daba cuenta. «Me sentí como el humo de mi cigarrillo», te dirá, «Lejano y efímero». 

3 comentarios:

  1. Me parece un comienzo interesante, a ver cómo sigue :)

    ¡Nos leemos!

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  2. Creo que Liam podría llegar a ser un buen escritor.

    (sonrisa de elefante)

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  3. ¡Muchas gracias a las dos! La próxima semana dejaré la continuación (:

    (Sonrisa grande y fuerte)

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