25 jun 2015

A diary.



      Tiritaba con los ojos cerrados.
      – Deja de mirarme así.
   No podía apartar la vista de ella. Era como si un campo gravitatorio se hubiera creado a su alrededor y atrajera hacia sí mismo cada célula de mi cuerpo. Pero había años luz entre nosotros. La misma distancia que hay entre un mero espectador y una obra de arte. Ella era un cuadro, una acción violenta, una serie de vértices, de curvas, espirales internas, la expresión del movimiento y la carga cromática, tenía una equis en su interior y esa era su estructura, una incógnita. Sentí que había estado ciego hasta el momento antes de mirarla, hacía ya algún tiempo.
      – ¿Puedo hacerte una foto?
     Respondió con una mirada; yo la vi a través del objetivo de la cámara y apreté el disparador. En su cara apareció, sólo durante un instante, una sonrisa torcida. Llevábamos en los bolsillos entradas de cine arrugadas, la película había sido una auténtica mierda y parecía que estuviera a punto de nevar. Se colocó justo delante de mí y me besó. En los siguientes diez segundos de mi vida, sólo sentí un frío palpitante que emanaba de su interior, tan vivo y tan real que me produjo un escalofrío que aún hoy siento a flor de piel. Después, se volvió a meter las manos en los bolsillos y continuamos caminando. 
      Me encantaba todo el dolor que la rodeaba. 

   Her eyes see how a leaf falls. At the very same moment, the first snowflake of the city falls seven streets and a half away. Back to them, it starts snowing harder and they get lost into the city in the previous moment at sunset.

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