27 dic 2012

   Echó una mirada al horizonte. En alguna parte esperó que el horizonte le echara una cuerda o algo de donde tirar, algo que le salvara. Se mantuvo allí un rato más, con la mano derecha haciendo de visera y todo lo que dejaba atrás, los recuerdos, o lo que fueran, los momentos que se apoderaban de ella pidiéndole que volviera y le convertían en agonía, le asían de los brazos, le pellizcaban, arañaban su piel y mordían, sus entrañas, fuertes ellas y fuertemente atrapadas en las telarañas de aquel laberinto en el que todos los caminos parecían llevar en el letrero la palabra duda.
   Dio un paso atrás, quiso correr por el camino de vuelta a casa, una cómoda cama donde descansar la esperaba. Sólo dormir. Dar media vuelta y descansar.
   Se liberó lentamente de las garras aquellas que ya le empezaban a amoratar los brazos. Instintivamente, se giró para ver cómo retrocedían. Observó cómo quedaba flotando, sin alejarse demasiado, la posibilidad de que volvieran los monstruos. Pero sobretodo, se topó con el sol apareciendo por aquel lado. Vino el amanecer a recordarle, y hacerle recordar las palabras que vagaban en el páramo cubierto por su pelo ondeando como una bandera sobre la perdición que era su reino.
   "No quiero dormir. Sólo quiero despertar."

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